ECOFEMINISMO


Por :Simanta
Qué es ser mujer?. Todas creemos saberlo, pocas lo sabrán a ciencia cierta, pero seguramente todas sentiremos el interrogante. En un mundo donde nos educaron con la premisa de “Tratar de parecerse lo más que se pueda al hombre para competir lo más justamente posible en el mercado laboral”, es difícil reconocer las particularidades que nos hacen diferentes a ellos.
La sociedad machista tuvo la necesidad histórica y social de compensar el desequilibrio de poder que existía con un levantamiento de la causa femenina. Reclamando derechos y reconocimientos antes negados. Esto la llevó a avergonzarse de su naturaleza mística y mágica, para después negársela y comenzar a conquistar aspectos predominantemente masculinos, hasta llegar al punto de que hoy no puede reconocer ni en ella ni en sus semejantes lo que la hacía diferente al hombre pero a su vez complementaria.
Se sabe en las más conocidas culturas ancestrales que aún se encuentran vigentes (desde la lejana India hasta las culturas aborígenes de América), que la mujer y la madre tierra eran una sola, que la una contenía a la otra, y lo que afectaba a una redundaba en enfermedad para la otra. A este tipo de conocimiento que es transversal a todas las culturas y no es exclusiva de ninguna la denominan “Ley de Origen”. Bajo esta guía de conocimiento ancestral y tomando sus directrices basadas en la observación sin sectarismos religiosos, es correcto entonces suponer que tenga algún tipo de correspondencia la profanación y abuso de la Madre Tierra con las violaciones a los derechos del género femenino? Tendrá correspondencia histórica la negación de la existencia de la Tierra como ser viviente en las épocas moderna y contemporánea, con la negación de la mujer como ser completo y no como un hombre incompleto?
Originalmente las comunidades estaban orgánicamente adaptadas a vivir armoniosamente con la naturaleza, a crecer con ella y a ser abastecidos por ella con lo suficiente para su sobrevivencia; pero pasaron a ser huéspedes de un patriarcado de concreto austero en sus provisiones, dominante y acumulador. En la primera la Madre sustentaba sus hijos y les brindaba su protección e intercambio amoroso; en el segundo él fideliza sus huestes a través de la dependencia consumista del capitalismo. Pues es de saber que todo el grano que se produce en el momento en el mundo aún alcanzaría a alimentar a la población mundial pero el 70% de este está destinado a alimentar la cría intensiva de animales, que al final serán comidos sólo por unos cuantos.
Paralelamente a esto se ridiculizó el ser natural de la mujer resignificando la dulzura como debilidad, la delicadeza como fragilidad, la humildad como sumisión, la sensibilidad como carencia de inteligencia y su poder intuitivo como locura y brujería.
Muchos movimientos feministas a través de los años han intentado compensar este desbalance histórico con la fuerza de la lucha de género. Ahora estamos llamados tanto hombres como mujeres a poner en equilibrio las fuerzas resignificando el valor de la diferencialidad. Es el momento histórico de revolucionar los “ismos” de género y darnos cuenta que la mujer no es ni inferior ni superior al hombre, es simplemente diferente.
El Ecofeminismo llega reconociendo primero los derechos de la Madre Tierra como la mujer Original, y con ella protegiendo a las culturas ancestrales en la protección de la Ley de Origen, de la semilla nativa y de los territorios, incorporándola en la redacción de la nueva historia universal y haciendo una resistencia civil a través de la dulzura, el perdón y el anticonsumismo capitalista de bienes innecesarios. “ Lo que le pasa a la tierra le pasa a la mujer”.

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