El Futuro de la Mujer

La cultura védica (india) es, contrario lo que la arqueología puede comprobar, la más antigua del  planeta y que aún permanece vigente. Cuentan las escrituras que datan de hace 5.000 años que en épocas aún más antiguas que esto, el papel de la mujer estaba muy bien definido, ni mejor ni peor que el papel del hombre; simplemente “diferente”. Esta diferencia era la que hacía su papel importante y además propiciaba el equilibrio en el hogar multiplicándose después en la sociedad.
Laksmi (la diosa de la fortuna, la consorte de Vishnu) es representada por la mujer dentro del hogar. Asi que si el hombre hace llorar a una mujer la fortuna huye de él. Tener muchas hijas mujeres es sinónimo de riqueza en la familia, y por eso le llaman a las joyas que usan “riqueza”. 
Además se dice que de la pureza de su esposa es la que le dá la fuerza a un hombre. Podríamos deducir entonces que por comportamientos contrarios a esto es que hay tantos hombres pobres y débiles de carácter y moral.

El tema innombrable del “ciclo de luna” femenino no es más que la responsabilidad que la mujer ha asumido como conductora y depuradora de la energía del hogar. En esos momentos la mujer generalmente es poco tolerable y tolerada, a pesar de que está cumpliendo el papel de renovar no solamente su energía sincronizada con la luna, sino de depurar la energía del hogar en contacto  con la madre Tierra. Esta pérdida de la sabiduría ancestral que aún permanece en algunas tradiciones místicas indígenas, es la que nos hace cuestionarnos por qué sufrimos tantas penas físicas y emocionales, más intensas que la de los hombres y nos quejamos al respecto.
En la India además se usa una joya en el entrecejo llamada Bindi, su uso se justifica como protección a la intuición (el tercer ojo, o sexto sentido) que se contamina muy fácil. De hecho cuando la mujer lo usa rojo significa que está casada. Justamente por su papel intuitivo, receptivo, y su deber de pureza ordenan las escrituras que los hombres su protección y cuidado. No como un simple ademán de caballerosidad, sino como una obligación consciente con conocimiento de causa. Cuando son jóvenes deben ser protegidas por su padre y hermanos, cuando se casan por su esposo, y en ausencia de las anteriores el maestro espiritual asume la responsabilidad. Por esta razón la sumisión, sencillez y delicadeza de la mujer son virtudes honorables. Y en el caso de los hombres un caballero es aquel que ve a todas las mujeres como una madre, excepto obviamente a su esposa; por a todas se dirige con el término “matta” o madre.

En los últimos siglos toda esta historia y este papel femenino perdió su dimensión de respeto, ternura, cuidado y espiritualidad; y se volvió exclavitud; y la sumisión y delicadeza sinónimos de subordinación. Así que el hombre moderno abusó de sus derechos, que más que eso eran deberes, sobrepasó sus límites, y aquellas mujeres que pusieron en el género masculino su fe la perdieron por completo. Alzaron su voz y reclamaron su derecho al sufragio, a la igualdad, etc.
Y aunque históricamente fue un acontecimiento necesario, no solamente ganamos allí el derecho al voto, a un salario igual que el del hombre, a una voz política y al reconocimiento de que tenemos cerebro. Sino que en este negocio entramos a ceder la administración del hogar, echándonos encima la doble carga de trabajo y hogar; porque bien sabemos que la mayoría salimos a trabajar pero igual tenemos que levantarnos antes para “despachar” los hijos y el esposo. Es decir que a los hombres les quitamos una parte de la carga económica sin cargarles un poquito a ellos la de los hijos, porque por muy colaboradores que parezcan no podrán ayudar ni a amantar ni a parir. Y por hacerles el favor de reducirles su carga económica sacrificamos el tiempo con nuestros hijos que antes disfrutábamos enseñándoles valores con las correcciones en el momento de los hechos, y le hemos cedido esta responsabilidad a la tv, videojuegos, a la abuela, a la vecina y en casos extremos a los amigos en la calle.
Cada vez vemos más antisociales con menos edad. Es bien conocido por todos que los delincuentes son cada vez más jóvenes y las actividades al margen de la ley crecen con mayor rapidez que el sistema de justicia. Las leyes para delincuentes menores son tan débiles como los hogares de paso y reclusión para los mismos. 
La familia común no está representada por papá, mamá e hijos; es más común ver mamá e hijos y hombres viviendo solos sin el cuidado de ninguna mujer en particular. Estos últimos son en su gran mayoría “independientes” que es sólo el término que ha acuñado el gobierno para describir a los desempleados que viven del “rebusque”; pero que los exime de la responsabilidad económica para con sus hijos argumentando falta de ingresos, y las demandas por alimentos solo los compromete a cifras irrisorias; que sin ninguna demanda y tal vez en peores condiciones debe responder la mujer. La sociedad es el reflejo de sus familias.
El sexo se ha vuelto el medio para vender casi cualquier producto o servicio. Y la mujer permitió 
ser educada para ser valorada por sus atributos físicos y su sensualidad; ser recatada y célibe paso 
a ser motivo de burla, y a ser parte de la zona marginal de la sociedad. Me pregunto qué pasaría si la mujer ahora se libera, pero abriendo sus sentimientos, poder, intuición y les da un lugar en la sociedad. Asume su rol como madre y protege sus hijos sin regalarlos a los feroces amigos de la falta de regulaciones. Le dará más fuerza al núcleo familiar apoyado con hombres que sean Héroes de sus propias vidas y protejan a sus mujeres. Así veremos menos hombres separados a los que Laksmi (la fortuna) ha abandonado, menos niños y jóvenes con falta de crianza y valores familiares.

Pero sobre todo menos mujeres cediendo su feminidad por reconocimiento físico y laboral, y más mujeres que defiendan sus virtudes y la de sus hijos para recuperar la fortaleza de una sociedad: Un núcleo familiar que reconoce la existencia de Dios. Donde la humildad no es falta de autoestima, el éxito en la vida no es tener más dinero, ser mejor mujer no es ser más bonita, y donde tener hijos es un derecho que se gana cuando se adquiere la madurez suficiente, no cuando se ha cometido un error con los anticonceptivos o de cálculo en el número de copas de alcohol.
Seamos mujeres castas, valiosas y pilares de la nueva sociedad.

Por: Simanta duip

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